
por Redacción
El Gobierno argentino ha comunicado una nueva alza en las tarifas de luz y gas, que se implementará en noviembre. Según fuentes oficiales, los precios de la electricidad subirán un 2,5% y los de gas natural por redes un 2,7%. Esta decisión, encabezada por el ministro de Economía, Luis Caputo, intenta equilibrar el ajuste de subsidios y el objetivo de controlar la inflación, que durante septiembre mostró un descenso a 3,5%, el más bajo en casi tres años.
Durante una reciente reunión en el Palacio de Hacienda, Caputo discutió esta pauta con otros funcionarios clave, como el secretario coordinador de Minería y Energía, Daniel González, y la nueva secretaria de Energía, María Tettamanti. La estrategia del Gobierno busca no interrumpir el proceso de desaceleración de la inflación.
En el mismo contexto, se espera que la petrolera estatal YPF implemente un incremento en los precios de la nafta y el gasoil, que será menor al 3%. Compañías competidoras como Shell y Axion también se alistarían para actualizar sus tarifas en los surtidores. En cuanto al servicio de agua, la empresa estatal AySA anunció un aumento del 4%, aplicando su fórmula de ajuste habitual.
Los últimos informes sobre el gasto familiar revelan que las tarifas de luz, gas, agua y transporte han aumentado un asombroso 370% entre diciembre y octubre. A pesar de este notable incremento, se estima que las facturas solo cubren el 53% del costo real de los servicios públicos, con una parte considerable subvencionada por el Estado. Sin embargo, lo que resulta preocupante es la falta de transparencia respecto a estos costos reales, lo que dificulta la comprensión de los criterios utilizados para evaluar los aumentos tarifarios y la determinación del valor real de estos servicios. Esta opacidad sugiere que podrían venir más incrementos en el futuro, lo que tendría un impacto significativo en los hogares que no reciben subsidios, presionando aún más sus economías.