Aleksandr Duguin y su Rechazo al Liberalismo: Un Llamado por la Multipolaridad

Aleksandr Duguin: El Crítico del Liberalismo y Defensor de la Multipolaridad

Aleksandr Duguin, conocido como el "cerebro de Putin" y el "enemigo número uno de Occidente", ha provocado un gran debate con sus ideas sobre la geopolítica y su crítica al liberalismo. Su fama se consolidó a finales de los años noventa, cuando publicó "The Foundations of Geopolitics", una obra que enfatiza la necesidad de un mundo multipolar y la defensa de diversas civilizaciones. Aunque Duguin ha sido catalogado como un personaje marginal, su influencia en ciertos círculos militares y políticos de Rusia es indiscutible, lo que despierta inquietudes sobre sus visiones.

Duguin sostiene que el liberalismo occidental es, en esencia, una ideología fallida que busca imponer sus valores a todas las civilizaciones, sin considerar su diversidad cultural. En sus palabras, todos los principios del liberalismo son "falsos" y se basan en un "racismo intelectual". Aboga por un pluralismo auténtico que respete la identidad de cada pueblo, grande o pequeño. Para él, esta imposición no solo es equivocada, sino peligrosa, pues amenaza la diversidad cultural necesaria en el mundo actual.

El filósofo ruso abraza el populismo como una respuesta orgánica al liberalismo. Defiende que las alianzas efímeras entre izquierda y derecha en el espectro populista son manipuladas por élites liberales que temen la unión de estas fuerzas. Duguin hace un llamado a trascender las divisiones ideológicas para construir una resistencia eficaz contra el dominio liberal. A su juicio, la única forma de recuperar una verdadera democracia es abrazando un populismo integral que desafíe las jerarquías establecidas por el capitalismo.

Duguin también se enfoca en figuras políticas recientes, como Donald Trump. Considera que, aunque Trump es liberal, su desafío al sistema global es una señal de un cambio inevitable hacia una multipolaridad más amplia. Según él, la creciente resistencia al liberalismo evidencia que sus días están contados en diversos contextos, desde Europa hasta Estados Unidos. Su postura firme no solo lo ha llevado a ser blanco de sanciones por parte de occidente, sino que también lo sitúa como un pensador polarizador en la arena política global.