
por Redacción
La Cámara alta enfrenta una creciente tensión ante la convocatoria para debatir la expulsión del senador Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con más de 200.000 dólares sin declarar. El Frente de Todos ha solicitado su expulsión, mientras que la oposición, a través de La Libertad Avanza, ha propuesto incluir la suspensión de Oscar Parrilli, quien también tiene un historial judicial. Ambas medidas, junto a la suspensión de Kueider, requieren el apoyo de dos tercios de los votos, lo que complica su viabilidad.
Este escenario se vuelve crítico, ya que si ninguna de estas opciones se aprueba, la sesión podría convertirse en un fiasco para el Senado. La postura del Frente de Todos, especialmente del sector kirchnerista, busca avanzar rápidamente, lo que ha generado fricciones entre los distintos bloques. La secuencia en que se aborden los temas es fundamental y podría desatar más conflictos.
Si se decide primero la expulsión de Kueider, esto podría dividir aún más a la oposición, mientras que la falta de apoyo para la suspensión de Parrilli también podría ser un obstáculo. El temor persiste entre los legisladores sobre la posibilidad de que el escándalo de Kueider quede eclipsado por un debate sin rumbo claro.
La situación actual plantea un desafío para la institucionalidad del Senado, ya que la falta de resolución podría afectar la imagen de todos los legisladores. La incertidumbre sobre el resultado de la sesión se convierte en un tema candente, generando preocupaciones sobre el futuro de la Cámara alta.