
por Sofia Mogaburu
Luego de casi dos décadas de lucha en el amateurismo, el fútbol femenino se profesionalizó en 2019. Sin embargo, eran tantas las carencias que éste aún mantenía, que a este proceso se lo llamó extraoficialmente como “semi-profesionalización”. Fue un paso muy importante para el desarrollo de la disciplina, porque finalmente las jugadoras comenzaron a ser consideradas como profesionales mientras sus equivalentes masculinos mueven miles de millones de dólares.
La primera división está conformada por dieciocho equipos que se disputan el campeonato mediante dos torneos: Apertura y Clausura en los que buscarán sumar puntos en una modalidad de todos contra todos, teniendo cada club la posibilidad de ser visitante y local.Los últimos cuatro equipos de la tabla general de posiciones descienden a la segunda división.
A diferencia del fútbol masculino, no todas las jugadoras tienen contratos oficiales. Algunas son contratadas por sus clubes y otras, lamentablemente, son relegadas a continuar jugando de manera amateur dependiendo de las condiciones económicas que tengan los mismos. Esto genera una fuerte diferencia en el desempeño de algunos clubes dentro de la cancha. Por ejemplo un equipo que tiene a todas sus jugadoras contratadas, que pueden dedicarle todo su tiempo a entrenar y vivir del fútbol, rendirá más que un equipo que tiene la mitad de sus jugadoras de manera amateur, las cuales deben restar horas de entrenamiento para dedicarle a otros trabajos que las mantienen.
Al comienzo del semi-profesionalismo, solo cuatro partidos eran televisados por jornada, De hecho, la infraestructura de ciertas canchas en las que se disputaban los partidos no podían sostener el despliegue televisivo y el mismo se suspendía. Tal es así que en el primer torneo oficial se han llegado a televisar solo dos partidos por fecha. Hoy en día cada vez más partidos son transmitidos por televisión y plataformas de streaming, por lo que la cobertura mediática va en aumento.
Todavía le queda mucho camino por recorrer al fútbol femenino. Sobre todo si en algunos clubes faltan insumos, presupuesto, sueldos, entre otras problemáticas que, en la vereda de enfrente, vemos que el fútbol masculino profesional no padece ni de casualidad. Sin embargo es una disciplina en enorme crecimiento conformado por gente (en su mayoría mujeres) apasionada por el sentimiento que, en nuestro país, genera el fútbol en todas sus formas.